
La IA generativa entra en el radar del ICAC y eleva el estándar de la auditoría
El reciente recordatorio publicado por el ICAC en su Boletín económico Financiero del segundo semestre 2025 sobre la ISQM 1 (en España, NIGC1-ES - Gestión de la calidad en las firmas de auditoría que realizan auditorías de estados financieros, publicada mediante Resolución de 20 de abril de 2022) marca un punto de inflexión en la profesión de auditoría. Este marco de gestión de calidad exige que las firmas de auditoría implementen políticas y procedimientos robustos para garantizar la fiabilidad de los recursos tecnológicos, incluidas las herramientas de IA e IA generativa.
La adopción tecnológica ya no es solo una ventaja competitiva: es una obligación regulatoria y en este sentido, los organismos supervisores han identificado cuatro pilares clave para integrar la tecnología en el sistema de gestión de calidad:
- Supervisión continua y análisis de impacto
Las firmas deben evaluar el uso y la contribución de las herramientas tecnológicas (ATT) a la calidad de la auditoría, estableciendo responsabilidades claras y mecanismos para detectar y corregir deficiencias. - Priorización estratégica
Se recomienda adoptar tecnologías que aporten mejoras sustanciales en calidad y consistencia, considerando resultados de inspecciones, escalabilidad y adecuación a requerimientos sectoriales. - Gobernanza y control de riesgos
La IA debe integrarse en marcos sólidos de gobernanza, con políticas, formación y seguimiento que mitiguen riesgos como sesgos, pérdida de escepticismo profesional, brechas de confidencialidad y usos inapropiados. - Responsabilidad profesional intacta
Las herramientas tecnológicas son apoyo, no sustituto. El juicio profesional sigue siendo responsabilidad del auditor/a, que debe mantener capacidad crítica y escepticismo.
Este cambio supone un desafío, pero también una oportunidad para elevar el estándar de confianza en nuestro trabajo. La IA deja de ser una herramienta opcional para convertirse en un pilar de calidad y transparencia.
El reto no es solo adoptar tecnología, sino diseñar un sistema que garantice su integridad y fiabilidad. Quien logre integrar tecnología con rigor y ética, marcará el camino hacia una auditoría más sólida y confiable